Venezolano y colombiano formalizan primer matrimonio gay binacional en Cúcuta

El primer matrimonio igualitario binacional entre un venezolano y un colombiano se llevó a cabo en Cúcuta.

En una ceremonia sencillísima, con 10 amigas que no paraban de tomarles fotos, sus mamás, un amigo, y convencidos de la decisión de unir sus vidas en matrimonio, Richard Viloria y Daniel Neme se casaron por lo civil, para convertirse en el primer matrimonio igualitario binacional efectuado en Cúcuta.

Viloria, proveniente de Venezuela, y Neme, oriundo de Cúcuta, consolidaron su historia como pareja ante la notaria primera, Nelly Díaz Contreras, quien fungió además como uno de sus mayores respaldos para formalizar la relación, casi como una más de las cómplices de la historia.

“¿Están en su entero y cabal juicio?”, les preguntó cuando leía el acta que los acercaba a ser marido y marido, ante la ley. “¿No están locos?”, insistió para luego escuchar una tímida risita de los asistentes y de la pareja, que expresó un categórico ‘no’.

“Es que a los heterosexuales sí nos pasa eso… ‘Yo estaba como loca’, se dice con el tiempo”, dijo sonriente, luego de darles un cariñoso sermón al inicio de la ceremonia.

“Ustedes son valientes y han pasado dificultades, pero esa misma valentía debe estar presente en toda su vida en pareja”, comentó. “Tener siempre presente que se debe establecer una vía de comunicación constante para que no se dañe el matrimonio, y aceptarse, porque no es solo el hecho de casarse sino de construir un hogar en el que cada uno debe luchar por el otro”.

Tomados de la mano, algo nerviosos al principio, y con las manos frías -tal vez por el aire acondicionado- escucharon atentos cada palabra.

“Las homofobias se tienen que acabar, en especial porque si hablamos de paz lo primero es aceptar al otro con sus diferencias”, agregó Díaz. “Estamos es una democracia amplia y una de las demostraciones de ella es la expresión de una sexualidad libre. Aquí no puede haber discriminación por raza, sexo, religión, o cualquier otra preferencia de nuestros ciudadanos”.

Después de las palabras, la lectura del acta, las firmas, la imposición de los anillos, que tomó un poco más de 15 minutos de trámite, los jóvenes de 26 y 28 años se dieron un corto beso y un largo abrazo que, entre aplausos, selló lo que será su vida en pareja.

El proceso

Aunque no sufrieron discriminación en el proceso de oficializar su relación ante el Estado, sí hubo dificultades por las dudas sobre esta nueva opción de matrimonio.

“El desconocimiento del tema tanto en las entidades públicas, como entre la ciudadanía, fue evidente”, expresó Viloria. “Queda un sinsabor cuando piensas en ello, que todavía no se reconocen estos derechos de la comuniad Lgbti”.