Que no falte el pan del Evangelio en Venezuela

Reflexión del párroco de la Parroquia Cristo Rey en Valle de la Pascua

¿Practican los gobernantes la inclusión que practicaba Jesús?

(P. José Antonio Tolosa).- Es común que los credos en dios o en la divinidad se caractericen porque los creyentes asumen que dios y su entorno son, en primer lugar, lo más santo-puro y lo todo poderoso. Por lo tanto, todo practicante tiene como objetivo principal buscar o ser favorecido por esa santidad-pureza y por el poder divino. Esto trae como consecuencia inevitable la existencia de personas excluidas de ese poder y de esa pureza; los impuros, los profanos, los no salvados y los no convertidos, porque no cumplen con lo establecido para ser partícipe de esa divinidad.

Esta es una de las más grandes novedades que introduce Jesús de Nazaret. Él nos enseña con su palabra y sus gestos de vida una Buena Nueva totalmente distinta. Lo que caracteriza al Padre Dios no es su pureza que le aparta de lo impuro, ni su poder absoluto, sino su bondad gratuita. Nadie queda excluido para el Padre, todos, especialmente los más apartados de la sociedad, de las familias, de los templos y de las ideologías dominantes son objeto de su amor y su ternura. «Quien quiera asemejarse a Dios no tiene que vivir separándose de los impuros, sino amándolos con amor compasivo» (José A. Pagola). Porque el llamado es a «ser compasivos como el Padre es compasivo» (Lc 6,36).

En los Evangelios contemplamos que la vida de Jesús está centrada en acercar e incluir a los indeseables; toca al leproso, come con pecadores públicos; pone como ejemplo de fe al centurión romano; sus parábolas son un canto a la compasión de Dios para con los extraviados.

tolosaEl Evangelista San Lucas en el capítulo 7 cuenta cómo Jesús en una ocasión está sentado a la mesa comiendo con los fariseos. Estos son los más puros de la sociedad. Se acerca una prostituta que se pone a bañarles los pies, a enjugárselos con su cabellera y a ungirlos con un perfume. Esta mujer que a los ojos de todos y en nombre del dios puro, tiene que ser excluida por su conducta inmoral e impura, se siente tocada por la bondad y misericordia de Jesús que actúa en nombre del Padre Dios. Por eso expresa su agradecimiento a quien le ha despertado a la dignidad y a quien le ha ayudado a incluirse de nuevo a la vida. De ahora en adelante es otra: «Tu fe te ha salvado, vete en paz», le dice Jesús. Ella pudo captar y entender lo esencial del mensaje de Jesús.

Cuando el Papa Francisco insiste en que el nombre de Dios es Misericordia, nos está acercando a la propuesta pura del Evangelio. Dios no tiene otra forma de mirarnos sino desde su amor compasivo y sólo se puede con sinceridad creer en Él si entramos en esa dinámica de la compasión.

En Venezuela vociferamos ser mayoritariamente creyentes en Jesucristo, desde diferentes iglesias, pero ¿hemos asumido de verdad la novedad propuesta por el Nazareno? ¿Es la bondad y la acogida con los excluidos de nuestros círculos lo que caracteriza nuestra fe? ¿Qué es lo primero que vemos en el otro, su color político, su creencia religiosa, su clase social? O ¿hemos aprendido de Jesucristo a mirar desde la bondad y la compasión? En las circunstancias difíciles que vivimos como país ¿se destacan nuestros grupos de fe por ser escuela de la bondad, de la inclusión, del respeto y de la misericordia, especialmente para con el más débil?

A las altas autoridades políticas les gusta presentarse ante el pueblo como seguidoras de las enseñanzas de Jesús, ¿Siguen de verdad los principales que enseña el Maestro, que es la bondad y el respeto al distinto? ¿Se caracteriza el ejercicio de gobierno por lo que caracteriza la vida de Jesús? Es decir, su práctica de inclusión sin imposición.

Puede existir escasez de muchas cosas, pero que no falte el pan del Evangelio que nos despierte a mirarnos con respeto y con bondad para que acontezca la paz y la salvación en nuestra Venezuela.

– P. José Antonio Tolosa,
Párroco de la Parroquia Cristo Rey, en Valle de la Pascua, estado Guárico