Hambre y Referendo

 

              Por Máximo Blanco

            Estamos frente a un régimen que le cuadran muchas caracterizaciones, menos la de Revolución. En Venezuela durante estos últimos años nada ha cambiado para bien; las medidas que viene aplicando Maduro y sus acólitos solo han traído atraso para nuestra sociedad. Sabido es que Revolución significa cambiar hacia mejor; avanzar hacia superiores condiciones de vida, pero el régimen nos lleva de mal hacia peor. Sin dudas, este socialismo totalitario marcha como el cangrejo.

            En efecto un breve examen en el consumo de bienes y servicios evidencia que vamos hacia atrás. Ahora en muchos pueblos para comer la criolla arepa se ha retornado al largo proceso de pilar, sancochar y moler el maíz. En algunos hogares para endulzar el café y los jugos hemos regresado al papelón. Para bañarnos entró en uso nuevamente el viejo jabón de la tierra. Los frecuentes apagones nos retornan a los tiempos en que los sustos de la sayona y los muertos nos acompañaban. La ausencia de desodorante, crema dental y papel toilette nos conducen a las prácticas de comienzos del siglo pasado. Y nuevamente se escucha el chirrido de la manteca de cochino en muchas sartenes.

               En el plano político y económico la operación cangrejo ha sido fatal. De la democracia pasamos al totalitarismo; de la descentralización al  centralismo; y de los cinco poderes públicos que contempla la Constitución, solo quedan el Ejecutivo y el Legislativo. En lo económico del cambio objetivo, realizado a través del precio, estamos regresando al cambio subjetivo -comunidad primitiva-, efectuado por el mecanismo del trueque. Del salario como remuneración de la fuerza de trabajo, estamos retornando a pagar horas de trabajo por comidas -en especies- como en el feudalismo.

Esa es la verdad verdadera. Este régimen lo ha empeorado todo. Hoy somos más dependientes del petróleo. De la inflación hemos pasado a la estanflación. De poseer una moneda fuerte, hoy exhibimos un bolívar débil. Ahora, somos campeones en corrupción e inseguridad. Y a lo peor donde nos ha llevado este régimen es que ahora los venezolanos no encontramos que comer; por lo cual el grito que se escucha en las protestas que sacuden al país es: “Tenemos Hambre”.

Conocido es que ante este cuadro la oposición está exigiendo un cambio Constitucional, a través del Referendo Revocatorio. El proceso a pesar del CNE avanza, pero para fortalecerlo es evidente que hambre y referendo deben unirse para formar una sola consigna.